Comprender el verdadero impacto del carbono en las cadenas de suministro alimentario
PE
Según Karl Mc Dermott, de Deltatrak y UBQ Network, el camino a seguir pasa por una estrategia holística que dé prioridad al cuidado del medio ambiente y a la viabilidad económica.
La lucha contra el cambio climático exige innovación en todas los sectores, incluida la cadena de frío, es decir, la distribución de alimentos con temperatura controlada. Este intrincado sistema garantiza la frescura y seguridad de los productos perecederos de la granja a la mesa, pero su impacto ambiental está bajo escrutinio. Las estimaciones actuales sugieren que la cadena mundial de frío alimentario representa alrededor del 3,5% de la huella de carbono mundial, mientras que todo el sistema de producción de alimentos contribuye con casi el 40% de las emisiones globales.
No hay soluciones milagrosas
Aunque existe un amplio consenso sobre la necesidad de un sistema alimentario más sostenible, no existe una solución milagrosa. De hecho, soluciones aparentemente opuestas crean obstáculos. Las prioridades contrapuestas, como reducir el consumo de energía y minimizar el desperdicio de alimentos, ponen de manifiesto la complejidad de lograr la sostenibilidad. "Necesitamos un planteamiento global que aborde todas las facetas del sistema alimentario. Deberá incluir estrategias polifacéticas que ayuden a reducir las emisiones, frenar el desperdicio de alimentos y mejorar la eficiencia en toda la cadena de suministro", afirmó Karl.
Optimizar toda la cadena de suministro, no sólo el frigorífico
En el centro de la cadena de frío se encuentran las unidades de refrigeración, vitales para conservar los productos perecederos, pero que consumen mucha energía y contribuyen significativamente a las emisiones de carbono. Iniciativas como Move to Minus 15 proponen elevar ligeramente las temperaturas de la cadena de frío para reducir el consumo de energía y las emisiones. Este enfoque podría ahorrar 17,7 millones de toneladas métricas de CO2 al año y reducir los costes de la cadena de suministro. Sin embargo, este cambio no puede ser una solución aislada. Los ajustes de temperatura deben calibrarse cuidadosamente para garantizar la seguridad alimentaria y las normas de calidad exigidas por organismos reguladores como la FDA. Cada producto tiene requisitos específicos de temperatura para evitar el deterioro, por lo que los ajustes generales no son viables ni aconsejables sin el riesgo de comprometer la calidad de los alimentos. Además, la cadena de frío representa un porcentaje relativamente pequeño de las emisiones totales del sistema alimentario. Las actividades agrícolas, como el uso del suelo, la deforestación y las prácticas agrícolas, representan una parte más significativa. Por ejemplo, la agricultura por sí sola genera el 58% de las emisiones relacionadas con la alimentación. Aunque el aumento de las temperaturas en la cadena de frío puede ayudar, su impacto palidece en comparación con la solución de estos problemas más generales.
La lucha contra el desperdicio de alimentos: Un camino directo hacia la reducción de emisiones
El desperdicio de alimentos representa una gran oportunidad para reducir las emisiones. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación estima que un tercio de todos los alimentos producidos anualmente se desperdicia, lo que supone 1.800 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono. La Universidad de Michigan sugiere que las cadenas de suministro totalmente refrigeradas podrían reducir drásticamente las emisiones relacionadas con el desperdicio de alimentos en un 41%, eliminando 620 millones de toneladas métricas de desperdicio de alimentos en todo el mundo. Estos resultados ponen de relieve el potencial de la optimización de la cadena de frío para reducir el desperdicio de alimentos. Sin embargo, las soluciones también deben abordar las ineficiencias en las fases anteriores y posteriores de la cadena de suministro alimentario. Los modelos localizados de la granja a la mesa, la mejora del almacenamiento y de las prácticas de manipulación podrían reducir aún más los residuos y las emisiones. El sector puede conseguir beneficios medioambientales más significativos si se centra en estas áreas.
Tecnología e innovación: Facilitadores de prácticas sostenibles
Los avances tecnológicos son fundamentales para lograr la sostenibilidad de la cadena de frío. El control de la temperatura en tiempo real y el análisis de datos proporcionan información práctica y decisiones informadas sobre las variaciones de temperatura y los riesgos de deterioro. Estas herramientas permiten realizar ajustes proactivos que optimizan las condiciones, reducen el consumo de energía y mantienen la calidad del producto. Además, la recopilación de datos precisos facilita la elaboración de informes sobre emisiones de carbono, una exigencia normativa y de los consumidores cada vez mayor. Al integrar estas tecnologías en toda la cadena de suministro, las partes interesadas pueden mejorar la eficiencia y alinearse con los objetivos globales de sostenibilidad.
Colaboración y regulación: Impulsar el cambio sistémico
La sostenibilidad en la cadena de frío requiere la colaboración entre las partes interesadas del sector, los responsables políticos y los organismos reguladores. La transparencia en los informes sobre emisiones de carbono y la armonización de los incentivos son cruciales para fomentar un enfoque equilibrado de la gestión medioambiental y la viabilidad económica. Las iniciativas reguladoras, como los mandatos de información sobre emisiones de carbono, ponen de relieve la creciente importancia de la responsabilidad en las prácticas de la cadena de suministro. Mantener las condiciones óptimas de la cadena de frío se convierte en un reto aún mayor a medida que aumentan las temperaturas globales. El cambio climático requiere estrategias de adaptación, como las innovaciones en tecnología de refrigeración, la adopción de energías renovables y los modelos de producción localizados, que son esenciales. Estos enfoques no sólo mejoran la resiliencia, sino que también minimizan la dependencia del transporte de larga distancia.
Mirando hacia el futuro: Un enfoque equilibrado de la sostenibilidad
Comprender el verdadero impacto del carbono en las cadenas de suministro de alimentos es ahora parte integral de la ecuación de valor, junto con el coste, la calidad y la frescura. Iniciativas como "Pasar a menos 15" ofrecen avances significativos, pero deben formar parte de una estrategia más amplia e integrada. Para abordar la sostenibilidad es necesario optimizar todas las etapas del proceso, desde la producción hasta la venta al por menor. La cadena de frío puede ser fundamental en la lucha contra el cambio climático optimizando la eficiencia de la cadena de suministro, minimizando el desperdicio de alimentos y manteniendo estrictas normas de calidad. El camino a seguir pasa por una estrategia holística que dé prioridad a la protección del medio ambiente y a la viabilidad económica. "Con un esfuerzo concertado entre industrias y fronteras, podemos crear un sistema alimentario que nutra a las poblaciones mundiales, salvaguardando al mismo tiempo el planeta para las generaciones futuras", concluye Karl. Para más información, escriba aquí.