El chinche de la calabaza amenaza los campos, pero es posible controlarlo
La chinche de la calabaza es una gran amenaza para los cultivos de cucurbitáceas, como la calabaza, la calabaza y el melón, ya que se alimenta de hojas, cepas y frutos, provocando el colapso de las plantas y pérdidas de rendimiento de hasta el 50%.
Los chinches de la calabaza, una plaga persistente en los cultivos de cucurbitáceas, vuelven a amenazar la producción de los campos. Habituales en calabacines, calabazas amarillas, calabazas de invierno y calabazas, estos insectos también pueden aparecer en melones y pepinos, lo que supone un reto para los cultivadores comerciales. En casos graves, pueden reducir significativamente las cosechas e incluso matar plantas enteras.
Tanto los adultos como las ninfas se alimentan perforando hojas, vides y frutos para extraer la savia. Esto daña el tejido vegetal, interrumpe el transporte de agua y puede provocar manchas blancas en el follaje, hojas amarillentas y, finalmente, el colapso de la planta. Las infestaciones graves también pueden causar manchas hundidas y podridas en la fruta y reducir el rendimiento hasta la mitad. El chinche de la calabaza también es un vector conocido del amarilleo de la vid, que provoca un amarilleo repentino y la muerte de la planta.
Los adultos son insectos delgados, de color negro parduzco con marcas anaranjadas, de unos 1,3 centímetros de longitud. Pasan el invierno en residuos de cultivos y otras zonas protegidas. Sus racimos de huevos de color bronce, a menudo depositados en el envés de las hojas, señalan el inicio del crecimiento de la población. Las ninfas emergen de color verde brillante antes de volverse grises y con forma de lágrima al madurar. Varias generaciones al año pueden ejercer presión sobre los cultivos durante todo el periodo vegetativo.
En las explotaciones comerciales, la gestión integrada de plagas (GIP) es fundamental. Los expertos recomiendan vigilar regularmente los campos para detectar las primeras infestaciones, eliminar los residuos de los cultivos para reducir los lugares de hibernación y controlar las plantas hospedadoras alternativas y las malas hierbas cerca de los campos de producción. Las cubiertas de las hileras pueden utilizarse en las primeras fases de crecimiento para evitar la puesta de huevos, aunque deben retirarse para la polinización. Para grandes infestaciones, se puede utilizar jabón insecticida, aceite de neem o aplicaciones selectivas de productos a base de piretroides como la bifentrina y la permetrina, centrándose en las fases de ninfa para obtener la máxima eficacia.
A medida que la producción de cucurbitáceas sigue aumentando, la vigilancia oportuna, el saneamiento y las prácticas de gestión coherentes siguen siendo esenciales para evitar las pérdidas económicas derivadas de los brotes de chinches de la calabaza en los campos comerciales.
fuente: southernliving.com
foto: vinesgardens.org